Revista Latinoamericana de Difusión Científica
Volumen 5 – Número 8 – Enero/Junio 2023- ISSN 2711-0494
Jesús E. Párraga Meléndez // Aproximaciones reflexivas a la política de control social, 218-239
menos intenso o violento, lo cual no es necesariamente cierto, considerando formas
coactivas informales de muy elevada intensidad y atrocidad, como son las ejecuciones
extrajudiciales y los linchamientos” (Gabaldon, 2021: 11).
Para Sánchez (2012), el control social informal tiene una coerción moral o social.
Suelen utilizarse por iniciativa de la población en aras de satisfacer una necesidad o
carencia colectiva que no ha sido cumplida por el Estado. No se le deslinda de las políticas
públicas totalmente, pero carecen del respaldo institucional formal, no se trata de
actividades fuera del ordenamiento jurídico, es la colectividad organizada la que procura,
con sus recursos, colmar alguna pretensión comunitaria concreta.
Las de mayor relevancia implican, en primer lugar, a la salud; y, en segundo lugar, a
la seguridad social como protección y no como prestación, a saber, esa sensación de
resguardo de los seres humanos. Si el Estado no cumple cabalmente tales necesidades
colectivas (salud y seguridad) sea por insuficiencia presupuestaria, manejo indebido de los
fondos, falta de inversión, inadecuada aplicación de normas, entre otros elementos, los
ciudadanos resuelven organizarse para satisfacer las carencias.
En lo que respecta a la salud, uno de los mecanismos utilizados por la población es
el uso de sorteos que permitan cubrir los gastos generados por enfermedades de alto costo.
Es un hecho público y notorio ampliamente documentado, Nuñez Rabascall (2022) sostiene
que, pacientes con cáncer recurren a la caridad para poder cumplir sus tratamientos, pues
en la red de hospitales públicos no sólo son escasos los tratamientos, sino que los equipos
médicos también fallan con frecuencia.
“
De esta forma, la crisis reforzó un silencioso proceso de privatización del sistema
de salud venezolano que, bajo una administración inconsistente, no ha sido
objeto de una reforma profunda y sustentable, orientada a la universalización del
acceso y la garantía del derecho a la salud. Así, el sistema de salud de Venezuela
ha quedado como un paciente sin remedio” (Carrillo Roa, 2018: 12).
Por su parte, la falta de protección se satisface por medio de un control propio por
parte de las comunidades, distintos mecanismos como vigilancias privadas sin preparación
adecuada, uso de pitos, cierre de calles, generan una sensación de seguridad, en ocasiones
acompañada de linchamientos y justicia informal. Romero Salazar, Rujano Roque, y Del
Nogal (2002) explican algunas manifestaciones, a saber:
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