Revista Latinoamericana de Difusión Científica
Volumen 4 – Número 7 - ISSN 2711-0494
G.A.L. Barrantes Mannet al // Planeamiento estratégico en la agroindustria del Perú, 99-111
A escala global, se evidencia que el impacto del cambio climático ha originado
efectos contraproducentes en la agricultura, debido al inadecuado uso de los recursos
naturales, como agua y el suelo, lo que ha repercutido en la productividad del sector. El
Perú no es la excepción; en los últimos años se han financiado mega proyectos de
infraestructura de riego, en favor del sector agroexportador, como por ejemplo el proyecto
especial Olmos – Tinajones. Sin embargo, en el proceso de uso de los terrenos agrícolas,
aún existen deficiencias; y lo mismo, en el tipo de cultivo, lo cual no cumple con la
planificación territorial para la región de Lambayeque; del mismo modo, la inexistente
capacitación a los agricultores limita el desarrollo deseado de la agricultura en dicha
región, lo que es evidencia de que la planificación territorial aún es incipiente y poco
articulada (Matta, 2016).
En los últimos veinte años, el sector agrícola peruano se ha caracterizado por su
potencial exportador de productos no tradicionales y sin valor agregado, debido a los
muchos tratados comerciales, los cuales aceleraron la ejecución de proyectos de
irrigación en la región costa, como los proyectos Olmos-Tinajones (Lambayeque) y
Chavimochic (La Libertad) (Larrea, 2018). Sus principales limitantes son la ausencia de
inversión en tecnología e innovación, educación técnica superior para la obtención de
mayor mano de obra calificada; fragmentación de la tierra, infraestructura deficiente, y
cambio climático acelerado, que ocasiona la propagación de plagas.
De otro lado, los principales cultivos de exportación del Perú, son: uva, espárrago
fresco, café, palta y mango. Sin embargo, con el desarrollo de la planificación territorial,
se han desarrollado estrategias que contribuyen en la mejora de la competitividad del
sector, así como la diversificación de cultivos, incremento de la inversión pública en
infraestructura agrícola (canales de riego, reservorios), apertura a mercados con enfoque
sostenible, como el mercado de carbono, y el cálculo de la huella hídrica (Larrea, 2018).
El desarrollo del sector agrario está vinculado estrechamente al desarrollo
sostenible, a la educación tecnológica y, principalmente, a las políticas públicas
(Estigarribia, 2016). El desarrollo sostenible es un enfoque conformado por políticas y
estrategias públicas orientadas al desarrollo social responsable con la protección de los
recursos naturales y el medio ambiente, considerando el aspecto social; busca que la
producción de productos primarios agrícolas se logre aunado a la disminución del
impacto negativo de la actividad en el medio ambiente, y conservando la calidad del
recurso edáfico. La innovación tecnológica es una herramienta que permite mitigar dicho
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