Revista Latinoamericana de Difusión Científica  
Volumen 4  Número 6  
ISSN 2711-0494  
Revista Latinoamericana de Difusión Científica  
Volumen 4 - Número 6  
Enero Junio 2022  
Bogotá  Colombia  
Revista Latinoamericana de Difusión Científica  
Volumen 4 Número 6 - ISSN 2711-0494  
J. A. Sotelo Martín // Neurodidáctica y estilos de aprendizaje en las aulas  122-148  
Neurodidáctica y estilos de aprendizaje en las aulas:  
orientaciones para docentes  
José Alberto Sotelo Martín *  
RESUMEN  
El presente artículo busca mostrar el cambio que acontece en las aulas a partir de la  
personalización en educación. La metodología utilizada fue documental, con un  
procedimiento de revisión bibliográfica en bases de datos relevantes y actualizadas,  
bajo los principios de simplicidad, relevancia, orden y saturación de la información, y  
tomó como objetivo orientar al docente sobre algunos de los factores de la neurociencia,  
junto con la unificación de la información básica sobre los modelos más actuales de  
estilos de aprendizaje. De la revisión se concluye que la neurodidáctica se condensa,  
en parte, en los modelos de aprendizaje, e influye en la práctica cotidiana en las aulas,  
generando una personalización didáctica más provechosa.  
PALABRAS CLAVE: aprendizaje; neurodidáctica; educación; método de aprendizaje.  
Profesor. Universidad Internacional de La Rioja. España. ORCID:  
https://orcid.org/0000-0002-5400-6788. E-mail: jose.sotelo@unir.net  
Recibido: 08/10/2021  
Aceptado: 02/12/2021  
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Neurodidactics and learning styles in the classroom: guidelines for  
teachers  
ABSTRACT  
This article seeks to show the change that occurs in classrooms from personalization in  
education. The methodology used was documentary, with a bibliographic review  
procedure in relevant and updated databases, under the principles of simplicity,  
relevance, order and saturation of the information, and aimed to guide the teacher on  
some of the factors of neuroscience, together with the unification of the basic information  
on the most current models of learning styles. From the review it is concluded that  
neurodidactics is condensed, in part, in learning models, and influences on daily practice  
in the classroom, generating a more profitable didactic personalization.  
KEYWORD: learning; neurodidactics; education; learning methods.  
Introducción  
La neuroeducación y la neurodidáctica surgen desde el saber legado por las  
neurociencias, al expresarse como conocimiento centrado en las formas de aprender a  
partir de la interacción cerebro-rendimiento, y del resultado de la investigación en  
laboratorio cuando se traslada a las aulas, cuestión intermediada por los estilos de  
aprendizaje. La neuroeducación posiciona los avances sobre el funcionamiento cerebral  
en los diferentes contextos de aprendizaje, desligando ligeramente la neurodidáctica  
como la aplicación ordenada de dicho saber en las aulas. Estas áreas emergentes son  
el apoyo de otras neurociencias y suponen una mirada neurobiológica actualizada a los  
procesos de aprendizaje a nivel educativo en general, con miras a la mejora del sistema,  
y la neurodidáctica a la aplicación directa de estos conocimientos en un entorno escolar  
concreto (Gimeno, 1991; Grospietsch y Mayer, 2020).  
La optimización de los complejos procesos de enseñanza-aprendizaje supone la  
puesta en juego de un repertorio de actitudes mentales y conductuales que se alejan de  
la concepción clásica del fenómeno educativo. Los últimos avances sobre el  
funcionamiento del cerebro, a partir de técnicas de neuroimagen, reorientan los nuevos  
perfiles de acción en las aulas, permiten una selección más rigurosa y acertada de la  
intervención metodológica en función de cómo los alumnos captan y procesan la  
información e influyen con mayor acierto en el resultado final de sus aprendizajes. La  
neurodidáctica, a partir de las aportaciones de las diferentes neurociencias implicadas,  
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se posiciona en el epicentro de los diseños metodológicos específicos, ya que  
proporciona más información sobre el funcionamiento cerebral durante el aprendizaje,  
es decir, reorienta la personalización de la enseñanza (Geake y Cooper, 2006; Zatorre,  
Fields y Johansen-Berg, 2012).  
La imperiosa necesidad de avanzar en la aplicación de nuevas metodologías en las  
aulas y mejorar algunas de las ya existentes, bajo el auspicio de las neurociencias,  
promueve la integración de diferentes áreas de conocimiento, tales como la didáctica y  
la neurología, lo que motiva a una reflexión que aglutine resultados de forma  
multidisciplinar.  
-
Objetivo general  
Orientar conceptualmente al docente sobre importantes procesos de las redes  
neuronales activadas durante el aprendizaje y sus correspondientes efectos  
mentales en la enseñanza personalizada.  
-
Objetivos específicos  
Posicionar al docente ante los principales factores de la neurociencia que se  
activan durante el aprendizaje personalizado.  
Situar al docente ante los conceptos de neurogénesis y plasticidad cerebral.  
Comprender los diferentes modos de procesamiento de los alumnos en el  
momento de manejar y ordenar la información cuando se encuentran en  
situación de enseñanza-aprendizaje.  
1. Método  
Para la consecución de los objetivos, se desarrollará una metodología documental  
de revisión de la literatura en bases de datos relevantes y actuales, tomando como  
criterios fundamentales de inclusión para la revisión:  
Simplicidad  
Relevancia  
Orden  
Saturación de la información  
La forma de revisión es una adaptación simplificada del modelo PRISMA-P de  
Moher, David, Shamseer et al (2016), desde la que se da respuesta a las necesidades  
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docentes. A partir de los criterios de inclusión se seleccionan las bases de datos que  
más información pueden aportar con el objetivo de simplificar la búsqueda, con una  
relevancia suficiente, sin olvidar el fenómeno de la saturación de la información, y que  
sean de amplio espectro, como son: Google Scholar, PubMed y Scopus.  
2. Resultados  
2.1. Definición de neurodidáctica  
El enfoque psicopedagógico apoyado en el funcionamiento del cerebro que adecúa  
la acción didáctica de forma óptima a cada alumno es conocido como neurodidáctica. A  
esta breve definición podemos anexar que se trata de la intersección entre la didáctica  
propiamente dicha y la neurociencia Si comenzamos este análisis desde el conocimiento  
clásico de la didáctica o, lo que es lo mismo, considerando que en ella se da una  
conjunción intencional de recursos, normas, procedimientos metodológicos y principios  
de actuación encaminados a colmar de estos saberes a todo docente del sistema y así  
potenciar su eficiencia práctica, llegamos al convencimiento de que el rendimiento  
académico puede mejorar, a partir de la idea de comprobar sistemáticamente que el  
saber didáctico clásico no es un saber suficiente para vencer el fracaso y los malos  
resultados en las pruebas generales de rendimiento, abriendo la imperiosa necesidad de  
instaurar un nuevo enfoque para aplicarlo de forma detenida en las aulas, desplazando  
el desgastado modelo clásico de enseñanza basado en la verticalidad que sume al  
alumno como un sujeto pasivo y receptor de la información (Chávez y Chávez, 2020;  
Morán-Gómez, 2020; Spitzer, 2005).  
Comprendemos bien el excelso funcionamiento del sistema nervioso, que se moviliza  
desde una plasticidad organizativa siempre en movimiento y permite continuas  
readaptaciones que, modificándose una y otra vez, admiten una mayor dinámica  
neuroplástica y crean circuitos neuronales derivados de las nuevas experiencias vividas  
por el sujeto. Los cambios se ven influidos por la constante interacción genética-  
ambiente. Estas cualidades son idiosincrásicas, es decir, únicas e irrepetibles para cada  
sujeto (Sotelo, Barrientos y Arigita, 2019). Todo el conocimiento adquirido, tanto desde  
las neurociencias como desde la enseñanza práctica, se enfoca hacia una necesidad  
ineludible: personalizar la educación. Esta vertiente, aunque no nueva, selecciona los  
medios necesarios para posibilitar un aprendizaje óptimo, específico y único para cada  
alumno (Howard-Jones, 2011).  
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La direccionalidad de la neurodidáctica se encamina hacia la comprensión de todos  
los procesos accesibles del entramado total que el sujeto pone a funcionar en el  
aprendizaje. La neurodidáctica, idealmente, adapta los parámetros educativos,  
favoreciendo la interacción entre el despliegue de los contenidos y las competencias  
individuales, especialmente desde la atención como función ejecutiva (Chávez y Chávez,  
2
020; Posner y Rothbart, 2007).  
.2. Didáctica y cerebro cambiante  
La posibilidad de incidir intencionalmente en el acto educativo aumenta  
2
considerablemente al tener en cuenta las cualidades cerebrales de cambio, dirigidas  
hacia una adaptación didáctica mejorada que produzca aprendizajes más significativos  
y cambios más intensos en las redes neuronales puestas en juego, de forma que los  
elementos constitutivos de dichos aprendizajes queden interiorizados con mayor fuerza  
y memoria al ser gestionados por un set de recursos de procesamiento personal de cada  
alumno, esto es, del estilo de aprendizaje personal. Al tiempo, la asimilación del contexto  
facilitador, es decir, su investimiento, favorece el fenómeno de recuperación de la  
información procesada en el momento que se solicite (Morgado, 2014).  
Desde el punto de vista interdisciplinar y neurocientífico, se han ido comprobando en  
situaciones de control los fenómenos adaptativos del sistema nervioso a los variados  
contextos del sujeto. De entre todos, destacan aquellos donde existe una mayor tasa de  
aprendizaje o en los que la densidad de asimilación de información es mayor (Jensen,  
2
010). La neurogénesis, las emociones y su influencia en los productos cognitivos, la  
plasticidad neural localizada y la interconexión entre diferentes redes, facilitan el uso  
personalizado del estilo o efecto de aprendizaje (Tokuhama-Espinosa, 2011).  
La neuroplasticidad puede definirse como la activación de un conjunto de procesos  
con cualidades para conseguir efectuar importantes cambios cerebrales. Se trata de  
cambios significativos en las estructuras que tamizan, controlan y modulan los  
aprendizajes. En ocasiones, los cambios producen una mejora global en sus efectos  
sobre la capacidad de aprender del sujeto, otras de forma concreta y específica, pero  
cambios que pueden modificar patrones de conducta completos y complejos. La  
experimentación en laboratorio aporta información relevante sobre la capacidad de  
cambio desde vivencias experienciales, especialmente en momentos escolares de  
aprendizaje (Hardiman, 2012).  
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Es posible observar una extensa base experimental aportante de un amplio  
conocimiento sobre cómo el cerebro crea capacidad de aprendizaje, a partir de una  
multiplicación específica de conexiones sinápticas, observando cómo no solo favorece  
el aprendizaje del discente, sino que también posiciona de forma ventajosa la capacidad  
docente de programar, de crear situaciones idóneas de asimilación de conceptos,  
hechos y principios, aportando un plus en el acto mismo de enseñanza-aprendizaje.  
Igualmente se sabe que una exagerada carga curricular inhibe estos fenómenos de  
cambio neuronales, incidiendo en la calidad del aprendizaje final (Briones-Cedeño,  
Castro-Cárdenas, et al., 2020; Koski, Iacoboni, Dubeau et al., 2003).  
Pensamos que todo educador necesita entender estas afirmaciones dirigiendo su  
interés a indagar sobre el efecto de materia curricular extensa y para transmitir a sus  
alumnos otra forma de autogestión más centrada en el autologro, y que sean el docente  
y la administración la base de todo autoaprendizaje, sin eclipsar el protagonismo  
discente, marcando con claridad los objetivos a conseguir y todos los pasos del proceso.  
La meta es lograr un avance en la construcción de conocimiento con significado que se  
oriente hacia la materia con mayor importancia (Marina, 2011).  
Al igual que es posible la destrucción y creación constante de nuevas estructuras  
sinápticas a través de la neurogénesis, el cerebro tiene capacidad para generar neuronas  
nuevas en cualquier momento de la vida. Algunas áreas cerebrales que han dado  
resultados positivos en laboratorio serían el hipocampo y el bulbo olfatorio (Pulido y  
Ramírez-Ortega, 2020; Yoneyama, Shiba, Hasebe et al., 2011).  
Se deben tener en cuenta algunos factores importantes a la hora de considerar tanto  
la plasticidad como la neurogénesis cerebral. Esta clasificación es un compendio abierto,  
no descriptivo ni exhaustivo, pero que aglutina los factores en tres categorías. Cabe  
mencionar que algunos factores que aparecen en una de las categorías, también pueden  
verse en otras en función del análisis (Tokuhama-Espinosa, 2011).  
2.3. Factores asociados a la neurogénesis  
Factores predisponentes: factores que predisponen a los procesos de creación  
de nuevas neuronas y/o a la creación de nuevas sinapsis. Por ejemplo, la genética. Un  
sujeto puede tener una cierta predisposición genética a fomentar la neurogénesis o a  
que esta sea más lenta o dificultosa. No está tan claro el efecto diferencial entre los  
estilos de aprendizaje.  
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Factores precipitantes: factores que generan un estado inicial más potente de  
neurogénesis y/o un estado inicial de creación de nuevas sinapsis. Por ejemplo, el  
entrenamiento cerebral es fuente de necesidad plástica en función de los cambios  
notables de esfuerzo intelectual hasta ciertos límites, cuestión que se ha visto desde el  
trabajo de algunos autores, cómo el aprendizaje aparece de forma más notoria y  
controlada a partir de un estilo individual más definido, aunque no necesariamente  
enmarcado en un estilo de aprendizaje concreto y siempre considerando que el alumno  
constituye una unidad indisoluble, poniendo en juego todos los sentidos cuando  
aprende.  
Factores de mantenimiento: factores que mantienen la creación neuronal y/o  
conexiones sinápticas. Por ejemplo, el aprendizaje sostenido y el entrenamiento  
cerebral a ciertos niveles de demanda de recursos mentales del alumno bajo un tamiz  
estilista.  
Sabemos que, funcionalmente, el motor del comportamiento emocional surge del  
sistema límbico. La amígdala, una pequeña zona de este sistema, actúa como cerradura  
de la memoria emocional, localizada esta de forma más o menos exacta en el  
hipocampo. El motor del procesamiento cognitivo se sitúa, aunque no solo, en el córtex  
prefrontal íntimamente conectado al resto del córtex, donde diferentes zonas regulan  
complejas conductas representativas de los estados emocionales y los procesos  
cognitivos. Los tres registros mantienen una interacción constante, de tal modo que a  
veces resulta complicado hacer delimitaciones precisas en ambientes naturales, tales  
como cuando un alumno queda sumergido en situaciones de aprendizaje significativo  
que requieren un gran nivel de actividad por su parte (Blakemore y Frith, 2011).  
Estas situaciones de interacción entre las diferentes redes neurales implicadas  
proveen de recursos y capacidad de adaptación individual a cada persona, en cuanto a  
la correcta regulación emocional, el producto intelectual, la conducta proactiva y su  
potencial de aprendizaje. De los argumentos anteriores se desprende que debe haber  
una activación precisa y aceptable de cada registro en combinación con los otros.  
En este sentido, el desarrollo emocional debe atenderse especialmente en el seno  
familiar y la continuidad de los aprendizajes conductuales más específicos, como  
técnicas y hábitos de estudio; cualidades más intelectuales, como el desarrollo de la  
curiosidad, el pensamiento lógico, etc., deben desarrollarse en sus inicios en los centros  
escolares y ser apoyados y potenciados por la familia (Belmonte, Bernádez-Gómez y  
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Conzi-Mehlecke, 2020; Medina, 2009). El producto final debería ser un sujeto altamente  
motivado para el aprendizaje activo, con un buen desarrollo del control emocional,  
sumado a unas buenas cualidades intelectuales; el alumno debe aprender a aprender,  
ajustando sus emociones a las situaciones y al contexto concreto, y mantener una buena  
actitud intelectual.  
Siguiendo a Sotelo et al. (2019), una visión extensa de aprendizaje considera mente  
y cuerpo como las dos caras de la misma moneda, cuestión unificada en cada estilo de  
aprendizaje. La propia química corporal, asociada al aprendizaje en función de la  
intersección sistema nervioso-sistema endócrino, ejercen de sistema de filtraje de  
estímulos y generan una selección concreta del flujo informativo, que llega a las redes  
neuronales puestas en juego y activa o modera la atención. El resultado mnésico es  
variado y puede ir desde una modificación ligera, a la más rotunda direccionalidad, para  
bien o para mal.  
Desde el ámbito científico se confirman ciertos momentos cargados de sensibilidad  
en la adquisición de determinados tipos de aprendizaje, donde se localizan unos periodos  
sensibles, que acontecen en los primeros años de la vida de las personas, que permiten  
verificar y comprender el impacto de las programaciones didácticas aplicadas en los  
centros escolares para favorecer la multiplicación de conexiones neurales, que faciliten  
la creación y el desarrollo de redes de aprendizaje que pueden ser el comienzo del futuro  
estilo personal de abordar las situaciones de aprendizaje. Se puede apreciar acá uno  
de los grandes motores de la neuroeducación. Es necesario posicionarse en el punto de  
vista de un aprendizaje intencionalmente programado y adecuado a las características  
idiosincrásicas del grupo de edad, considerando la precocidad del momento y con base  
en la necesaria especificidad didáctica (Howard-Jones, 2014).  
2.4. La base neural cerebral humana se modifica con la experiencia  
La neuroplasticidad facilita, como motor activo de las redes neuronales, una  
funcionalidad regenerativa, eliminando y formando cientos de miles de conexiones  
sinápticas previas y nuevas (Ortiz, 2009). Las modificaciones contextuales, tales como  
incidentes y accidentes, cambios significativos en los entornos inmediatos del alumno,  
azarosos o no, producen cambios en cualquier momento del ciclo vital, sin permanencia  
ni caducidad. Más bien, sujeta al influjo de los nuevos aprendizajes venideros.  
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Dentro de las rutinas habituales de aprendizaje el cerebro crea conexiones  
neuronales nuevas y modifica las existentes. Si se considera un modelo en el que existen  
itinerarios neuronales específicos y direccionales, no quedan exentos de nodos de  
relación e interacción entre diferentes redes, que generalmente influyen en los momentos  
en que dichas interacciones son requeridas. Estas rutas se establecen a partir de la  
praxis. La repetición constante produce nuevos aprendizajes, fortaleciendo las  
transmisiones sinápticas con la suficiente fortaleza para imprimir una huella neural  
significativa (Lara-Cruz, et al., 2020; Willis, 2008). Al mismo tiempo, el esfuerzo del  
alumno debe aproximarse a la forma y ruta de recuperación de ese conocimiento, es  
decir, el docente ha de considerar de forma insalvable el principio de codificación  
específica, cuestión común a todos los estilos de aprendizaje (Tokuhama-Espinosa,  
2
011).  
El fenómeno que hace referencia a la multiplicación de neuronas nuevas en el cerebro  
es la neurogénesis; es de suma importancia en los procesos de aprendizaje. La  
investigación neurológica confirma el nacimiento de nuevas neuronas a partir de células  
madre en diferentes lugares del cerebro, que posteriormente la función glial se encarga  
de sus desplazamientos a zonas más necesitadas (Arias-Carrión, et al., 2007).  
En el caso de la neuroplasticidad inducida intencionalmente, sabemos que las tareas  
que requieren mayor carga intelectual son precisamente las que mayor estimulación  
aportan a esta plasticidad tan especial e importante, bajo el supuesto de que el córtex  
prefrontal está más especializado en procesar la estimulación proveniente del contexto  
que otras zonas del cerebro, inclinando la balanza del influyente lado de la estimulación  
ambiental, y restando importancia al peso genético. Por tanto, el entrenamiento cognitivo  
y de las habilidades ejecutivas generan plasticidad cerebral (Kempermann, Gage, Aigner  
et al., 2018; Tartt, Fulmore, Liu et al., 2018). Esto supone una estimulación que pone en  
juego la experiencia que el cerebro necesita para crear redes neuronales nuevas y  
desarrollar miles de conexiones sinápticas entre grupos de neuronas. La existencia de  
grandes diferencias entre el trabajo por áreas de interés y las tareas rutinarias impositivas  
por coacción se basa en que el incentivo, la motivación, el control de la tarea y del tiempo  
aportan un extra de activación individualizada e idiosincrásica, y aumenta los índices  
neuroplásticos. De todo esto se desprende la gran importancia de la personalización de  
la enseñanza en todas las etapas del itinerario escolar, de educación infantil al doctorado,  
sin olvidar la formación recurrente y otras modalidades (Davidson y Begley, 2012).  
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2
. 5. El cerebro enlaza el saber acumulado y el recién adquirido  
La adaptación y readaptación del ser humano a su contexto es constante; no busca  
solo su supervivencia, sino que intenta de forma tenaz la creación y sumación de cultura  
a través de nuevos aprendizajes. Sabemos que, aunque con muchas restricciones, la  
autorregulación aporta potencialidad para regenerarse. Si se toma como punto de partida  
la teoría de esquemas, abrimos la perspectiva del ser humano como un organismo  
dinámico, autónomo y con una gran capacidad de autodirección. De eso se trata, de  
esgrimir esas potencialidades de forma práctica para dar sentido a un permanente  
autoaprendizaje, o lo que es lo mismo, a un aprendizaje auto adaptado a las necesidades  
propias de cada alumno, direccionado a partir de un estilo concreto de procesamiento  
(
Sousa, 2011).  
Los procesos de adaptación mencionados ponen sobre el tapete dos constructos  
acuñados por Piaget con base en la dinámica interactiva sujeto-contexto, alumno-  
sistema: nos referimos a la asimilación y a la acomodación. Decimos que asimilamos  
cuando el input externo queda incluido en los esquemas de conocimiento ya existentes.  
Si asimilar no es posible, modificamos los esquemas de conocimiento previos que se  
acomodan a las situaciones nuevas (Jensen, 2010; Pimiento-Idiarte, et al., 2020).  
Existe un estrecho vínculo entre estos procesos adaptativos y es vital comprender  
que, a pesar de que pueden ser considerados como procesos contrapuestos, también  
funcionan de forma coordinada y complementaria. El objetivo siempre es conseguir una  
adaptación adecuada, óptima, por lo que es necesario que estos dos procesos lleguen a  
un equilibrio funcional. Debemos añadir que no existen las acomodaciones o  
asimilaciones puras, sino que estos dos fenómenos mentales se entrelazan y aportan  
distintas proporciones de adquisición de conocimiento.  
Creemos firmemente que estos dos procesos, asimilación y acomodación, van más  
allá de ser simples procesos adaptativos; pensamos que son el motor del desarrollo  
cognitivo ontogenético. En la evolución personal de cada sujeto se asimila toda novedad  
informativa, se procesa información constantemente hasta que la capacidad de  
procesamiento se ve saturada y no asimila más. Es en este momento cuando tiene que  
generarse un cambio cualitativo más avanzado, poniendo en juego la acomodación. Y a  
partir de este pool, asimilando y acomodando, el sujeto va desarrollándose y moviéndose  
hacia estadios más avanzados (Forés y Ligioiz, 2009; Pimiento-Idiarte et al., 2020).  
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2.6.- Contraste entre enseñanza clásica y neuroeducación  
De la mano del poder burgués y en el seno europeo, surge en el siglo XVII lo que  
hoy llamamos la escuela tradicional a partir de una cierta mezcla de necesidad y de  
esnobismo, dejando como herederos los sistemas modernos de instrucción pública y  
privada. Sus principios didácticos dotan a los centros de la responsabilidad de llegar a  
todos y es el principio del desarrollo cultural, intelectual, religioso y técnico. Al profesor  
se le atribuye un papel epicéntrico y sublime entre todas las cosas y, al ser el agente  
sabio y magno del proceso de enseñanza-aprendizaje, todo el saber mana de él; es la  
indiscutible autoridad y el portador del conocimiento total y absoluto. Es el origen de una  
espartana disciplina de carácter férreo y paternalista, etnocéntrica y coercitiva (Howard-  
Jones, 2011, 2014).  
El profesor se sitúa en el espacio superior de un proceso escasamente interactivo,  
asumiendo un papel egocéntrico y directivo, siendo el protagonista de todo acto de  
enseñanza. Portador de la verdad absoluta, transmite el saber verticalmente, mientras  
que el alumno adquiere y juega un papel receptor y pasivo, movilizando la información y  
los conocimientos que le llegan a través de técnicas de repetición, en un ambiente  
prácticamente unidireccional que prioriza el flujo verticalizado de contenidos. No es  
común trabajar hechos vivenciados, siendo mucho más valorado lo intelectual,  
fragmentando el conocimiento y dotando a la exposición magistral presencial de todo  
poder didáctico, aplicando, de forma sumativa, una evaluación final como demostración  
del saber acumulado (Tacca, Tacca y Alba, 2019).  
La perspectiva neurodidáctica promueve considerar como base del proceso de  
enseñanza aprendizaje, el correcto funcionamiento cerebral y sus capacidades  
potenciales. Considera habilidades estilísticas del discente en un rango amplio de  
actividad neurológica, modificando el aprendizaje y creando una huella mnésica más  
duradera. La organización del establecimiento escolar cambia para favorecer esta nueva  
visión de transmisión cultural, en la que el protagonista no es ya el profesor, sino el  
alumno. El rol del docente es afianzado y mejor descrito como un director de todos los  
aprendizajes posibles, un facilitador de recursos para ello, posibilitando experiencias en  
un ambiente sin presunciones, activo y vivenciado. El discente se adhiere a un papel  
dinámico y directo de cuya actividad surge la responsabilidad de unos aprendizajes de  
calidad. Los contenidos son propuestos, transformados activamente, asimilados y  
acomodados de forma idiosincrásica para cada alumno, lo que genera un efecto de  
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feedback altamente motivante y positivo para todos los agentes involucrados. La  
neurodidáctica muestra el camino para una verdadera personalización del proceso de  
enseñanza-aprendizaje sin restar valor al conocimiento, prescribiendo áreas de interés  
personalizadas dentro de cada materia (Morgado, 2014).  
Si el objetivo es el diseño de situaciones de enseñanza-aprendizaje favorables, es  
necesario tomar en cuenta algunas consideraciones desde la perspectiva de la  
neuroplasticidad y la inteligencia ejecutiva (Montanero, 2019).  
Una situación de aprendizaje pone en marcha determinados procesos  
neuropsicológicos: los procesos funcionales se orientan a adquirir y transformar los  
conocimientos obtenidos de la vida cotidiana y la acaecida intencionalmente en los  
centros educativos. Basándonos en McAndrews, Cohn y Gold (2020):  
Las redes neuronales activadas generan procesos de adaptación constante: Una  
de las características más destacadas del cerebro es la capacidad asociativa interna e  
indica una evidente función de adaptación que se muestra en sus diferentes  
manifestaciones de forma alternativa y simultánea.  
El cerebro construye nuestra red social: Las capacidades neuroplásticas en  
respuesta a las interacciones contextuales con los demás, generan una trama de orden  
social que incluye contextos, roles, modelos de relación, etc.  
Una conjunción de redes neuronales produce una trama neuronal compleja en  
continua búsqueda de significado: En una incesante acumulación de procesamientos  
con sentido, aporta estructura y significado al conjunto experiencial con agrupaciones  
de aprendizajes. Es inherente al cerebro una alta capacidad para completar formas a  
partir de informaciones parciales.  
Los cimientos de los aprendizajes son hábitos y rutinas: Los hábitos son  
clústeres de información que contienen acción y procedimiento, los cuales se generan  
desde la repetición. Estos hábitos surgen de forma automática cada vez que son  
requeridas las rutinas que contienen y aumentan la probabilidad de que cuando se  
necesite cubrir una necesidad del tipo de las rutinas, estas sean activadas de forma  
automática, es decir, la frecuencia con que se activan producen mayor facilidad de que  
se activen de forma no consciente en el futuro.  
Triangulación de la experiencia: Para su análisis, toda conducta puede ser  
analizada en tres niveles. Una representación mental, que puede ser una imagen, un  
pensamiento, una idea, etc.; una emoción y una conducta. Para que el aprendizaje sea  
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completo y significativo, es necesario considerar el alcance específico del material a  
aprender en relación con estos tres registros. Estos tres registros deben darse a la vez,  
aunque puede ocurrir que no se den con la misma intensidad; de otro modo aparecería  
un fenómeno conocido como disociación, cuyo efecto enturbia el aprendizaje.  
Acto perceptivo simultáneo: Se ha de considerar el hecho de que el cerebro  
trabaja en red. A pesar de que el reduccionismo biológico afirma, y no sin razón, haber  
descubierto algunas funciones específicas en determinadas zonas del cerebro, no  
existen suficientes argumentos científicos para comprobar que toda la importancia  
funcional sea responsabilidad de las zonas más activadas.  
Aprender activa un procesamiento consciente y otro inconsciente en segundo  
plano (Fletcher y Grigorenko, 2017):  
Se postula un dispositivo funcional generador, en el que se incluye el conjunto de  
-
informaciones que el alumno ha manejado e integrado de forma completa en los  
aprendizajes acaecidos hasta el momento. Se trata de un compartimento con ciertas  
reglas de funcionamiento que tiene como fin: asimilar, acomodar, procesar, relacionar,  
evaluar y recuperar el conocimiento. Este nivel de procesamiento mantiene tres  
consideraciones importantes. En primer lugar, es un procesamiento automático. En  
segundo lugar, es inconsciente. En tercer lugar, no consume recursos de la atención o,  
dicho de otro modo, el sujeto no se esfuerza en activarlo. Cuando se recupera  
información a través de este mecanismo, la información pasa a un nivel consciente tras  
activarse en el plano inconsciente, es decir, se activan automáticamente los hábitos  
que concuerdan con las demandas del medio y después entra en juego el plano  
consciente, por ese orden.  
-
Un segundo complejo a medio camino entre teoría y práctica, pero más susceptible  
de contrastarse en la praxis, se promueve ampliamente en muchas aulas en todo el  
mundo; se trata del modelo ejecutivo de inteligencia, o el óptimo uso de las funciones  
ejecutivas. La triada conceptual que soporta el modelo es:  
a.- no es un procesamiento automático, aunque se apoya en él;  
b.- busca la máxima consciencia en el procesamiento;  
c.- consume constantemente recursos cognitivos y atencionales.  
El nivel consciente asegura la marcha del aprendizaje con la ayuda de la metodología  
correcta.  
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El procesamiento memorístico: Al consultar la literatura correspondiente buscando  
una explicación teórica de la memoria, se comprobó la existencia de una pluralidad de  
modelos. Uno de los más creíbles y potentes es el modelo compartimental, aunque  
desde dichos postulados se plantea a expensas de la idea de que la memoria no tiene  
una localización exacta, ni zonas en el cerebro que estén determinadas expresamente a  
tal efecto, es una estructura teórica muy manejable y concordante con la praxis, y que  
aporta referencias para la investigación y el diseño. El modelo defiende la existencia de  
tres artefactos memorísticos: una memoria sensorial muy limitada, una a corto plazo y  
una más amplia a largo plazo. Estas tres fuentes de almacenaje crean un circuito  
interactivo (Atkinson y Shiffrin, 1968). Si a este modelo le añadimos una memoria de  
trabajo o funcional, completamos el set de artefactos o compartimentos de memoria  
humana que la dotan de una alta capacidad dinámica de movilidad y gestión de datos  
(
Baddeley, 2010).  
El aprendizaje desarrolla la plasticidad neural: El sistema nervioso en su conjunto,  
y especialmente el cerebro, es parcialmente moldeable al estar bajo la influencia de las  
experiencias personales y de los aprendizajes, sobre todo los que son intencionales y  
sistemáticos, aunque también lo es a las experiencias muy significativas, o lo que es lo  
mismo, la plasticidad se ve modificada, sobre todo cuando la situación de aprendizaje se  
apoya en momentos y experiencias de elevada intensidad, tanto positivas como  
negativas. Las aseveraciones anteriores, junto con la consideración de los estilos de  
aprendizaje, arrojan luz acerca de la programación para las aulas (McAndrews, et al.,  
2
020).  
La existencia de marcadas diferencias individuales en la forma de procesar la  
información: Los estilos de aprendizaje marcan una pauta importante (Pérez-Guerrero y  
Ruiz, 2020). Todas las personas se desarrollan de forma más o menos progresiva desde  
el mismo momento de la concepción. El código genético, el ambiente y la interacción  
entre ambos dirigen alteraciones en las tendencias de aprendizaje, si la estimulación es  
lo suficientemente intensa. Lo cierto es que cada persona matiza y diferencia su forma  
de procesar información, movilizar y relacionar el conocimiento, abordar la adquisición  
de conocimiento con un estilo de aprendizaje específico. Es interesante el desarrollo de  
la idea de que cada individuo enfoca sus vivencias diferencialmente con su particular  
punto de vista y perspectiva, es decir, que aporta una dosis de independencia suficiente  
como para pensar que la educación personalizada es el camino correcto y necesario.  
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2.7. Estilos de aprendizaje  
La neurodidáctica se centra en utilizar una lógica de enseñanza con base en el  
funcionamiento del cerebro, por lo que estima la idiosincrasia de modo con que cada  
alumno promueve sus propios aprendizajes, su estilo propio. Establecer una  
conceptualización precisa de lo que sean los estilos de aprendizaje sostiene una gran  
carga y aglutinamiento de cualidades, que se dan de forma similar en multitud de seres  
humanos cuando de aprender se trata. Vemos en esto una pérdida de cualidad personal  
muy particular en cada caso o, dicho de otro modo, dicha agrupación de cualidades va  
en claro detrimento de la personalización de la enseñanza, ya que lo específico e  
idiosincrásico se resiente, en buena parte, a favor de la aplicación generalizante en el  
formato en el que los estudiantes abordan sus aprendizajes. Estos estilos no pueden  
verse directamente, pero sí adscribirse a un modelo concreto que represente, lo más  
fielmente posible, la manera en que cada sujeto prefiere poner en marcha un conjunto  
de estrategias que le es útil, para configurar y estructurar contenidos, interaccionar con  
los diferentes ambientes y situaciones de aprendizaje en las que se ven envueltos,  
manipular conceptos, involucrar tendencias sensoriales preferentes, y desplegar el  
control emocional y afectivo necesario para llegar al éxito y al aprendizaje significativo  
(
Riener y Willingham, 2010).  
Desde esta doble perspectiva, aportar a cada alumno una perspectiva propia  
respecto al procesamiento de sus aprendizajes, con tareas personalizadas,  
considerando aspectos específicos personalizantes durante el transcurso de la clase y  
describir las formas de abordarlas, nos indica, al igual que en lo referente a toda actividad  
humana, que existe una dualidad que no se puede ignorar: las personas aprenden de  
distintas formas (Martínez-Álvarez, 2019).  
Llegar a un equilibrio que consideremos suficiente en la praxis, supone igualmente  
una conceptualización general, es decir, el despliegue de los modelos de aprendizaje, y  
una matización individual permanente sobre el sujeto relacionado con dicho modelo, esto  
es, la personalización real en las aulas (Pashler, 2008; Pérez-Guerrero y Ruiz, 2020).  
2.7.1. Modelo de Felder y Silverman  
En este modelo se establecen cinco dimensiones, obtenidas desde las siguientes  
premisas (Felder y Silverman, 1988):  
Tipo de información  
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Modalidad sensorial  
Tipo de procesamiento  
Organización de la información  
Forma de progreso  
A partir de aquí, los autores realizan la clasificación:  
Sensitivos-Intuitivos: En esta dimensión se recorre un trayecto entre el polo  
sensitivo activando redes neurales de procesamiento sensorial en alumnos que buscan  
la practicidad de sus actos a través de un alto nivel de concreción y procedimiento,  
mantienen el interés por la resolución de problemas prácticos, son minuciosos con los  
detalles, sobre todo si están conectados con la realidad, y el polo intuitivo, donde se  
encuentran discentes que buscan innovar, activan sus procesamientos neuronales  
secundarios, huyendo así de lo repetitivo en la construcción de teorías, dada su alta  
sensibilidad a asimilar conceptos nuevos, memorizan fácilmente, son buenos en  
matemáticas y en resoluciones abstractas, pero sobre todo por orientación relacional.  
Visuales-Verbales: Esta dimensión otorga un espacio entre el polo visual, desde  
donde los alumnos tienen preferencias visuales de obtención de información, dado que  
recuerdan muy bien lo que pueden ver; y el polo verbal, en el que se destaca la  
información lingüística, escrita y hablada al recordar con más facilidad lo que oyen y  
pueden leer.  
Activos-Reflexivos: El polo activo representa un alto nivel de actividad, un  
aprovechamiento y mayor retención de la información obtenida a partir de actividades  
de debate, explicativas, que pueden tener buena aplicabilidad, destacando en su  
rendimiento con el trabajo práctico en grupo. El polo reflexivo interioriza habitualmente  
la información a partir del pensamiento, así como del acto reflexivo, apreciando más el  
trabajo en solitario.  
Secuenciales-Globales: El polo secuencial proporciona una visión del alumno  
que avanza paso a paso a través de un hilo argumental lineal, lógico y ordenado, que  
le lleva a la resolución de problemas a partir de un orden incremental. El polo opuesto  
al anterior, el global, aporta una visión del alumno que avanza a grandes pasos, a partir  
de un punto de vista de los datos como totalidad, agrupando y completando información  
con carácter innovador. Pueden mantener actitudes descriptivas en la resolución de  
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problemas, conservando el punto de vista contextual, sin perder de vista el escenario  
donde se desarrolla la problemática.  
Inductivo-Deductivo: El polo inductivo representa alumnos con una gran  
capacidad de construcción de principios generales a partir de un conjunto de  
observaciones particulares. El polo deductivo expresa la búsqueda desde las  
posibilidades fundamentales o generales en busca de los hechos aplicables y  
particulares, al observar cualidades individuales de un fenómeno y aunar las  
coincidencias y elementos comunes en una categoría definible, por ejemplo, cuando se  
observa que todos los árboles de un bosque tienen hojas perecederas.  
2.7.2. El Modelo de Herrmann  
Este modelo porta una perspectiva de funcionalidad cerebral de la que se derivan  
cuatro espacios, resultantes de cruzar los dos hemisferios, derecho e izquierdo, con las  
redes neuronales límbicas y corticales. Cada entrecruzamiento supone una  
caracterización funcional diferente (Herrmann, 1981):  
Zona cortical izquierda  
Esta conjunción de redes proporciona altos componentes conductuales que se  
caracterizan por frialdad emocional, distancia contextual y personal, código lingüístico  
muy elaborado, contraste de información a través de expresiones irónicas, evaluativas y  
críticas. Alumno muy autónomo en el momento de aprender, competitivo, analítico,  
riguroso, preciso y cristalino. Estas cualidades otorgan una alta capacidad técnica y de  
resolución de problemas basados en abstracciones complejas y matemáticas.  
Zona límbica izquierda  
Las redes neuronales desde esta sección del modelo despliegan un comportamiento  
interior replegado e introvertido, emocionalmente controlado, conservador y fiel a los  
principios personales y a su aceptación social concreta; dinamiza un gran potencial para  
detectar realidades con base en la experiencia, dirigiendo y redirigiendo el elemento  
conductual hacia el poder. Las aportaciones conductuales más destacables son una alta  
capacidad de planificación procedimental formal, con mayor comodidad en situaciones  
secuenciales metódicas, las cuales conforman una base positiva para la administración  
y la promoción facilitadora del liderazgo, además de una gran capacidad de trabajo.  
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Zona límbica derecha  
Esta zona proporciona una gran capacidad de extroversión espontánea y de  
verbalización, con gran implicación relacional y de trabajo en equipo, afectiva y con  
excelente capacidad de integrar la experiencia, al mostrar una actitud hedónica con una  
incesante tendencia a la búsqueda de sensaciones placenteras que se evalúan una y  
otra vez; en otras palabras, es la habilidad de transmisión de conocimientos, de  
expresividad hablada y redacción.  
Zona cortical derecha  
Amplio despliegue de creatividad e imaginación, originalidad, potencialidad visual,  
capacidad asociativa, buen humor, independencia y alto potencial de predicción e  
innovación. En resumen, esto se refiere a la intuición, a la independencia y al manejo del  
riesgo.  
2.7.3. Modelo de Bandler y Grinder  
Desde este modelo se tiene en cuenta una partición triple que permite reflejar tres  
complejas estructuras o formas de representación mental (Valencia-Gutiérrez, López-  
Méndez, García-Ramírez et al., 2020).  
Estructura visual  
Los alumnos que utilizan las representaciones visuales centran mejor la información  
procesada por este sentido, esto les ayuda a relacionar conceptos y a abarcar mucha  
información simultáneamente, pudiendo después derivar de ella abstracciones con  
mayor facilidad. Gracias a las representaciones visuales de la información, los alumnos  
tienen una mejor comprensión de su entorno ya que, al recuperar algo de la memoria, lo  
primero que aparece son las imágenes asociadas a ello. Despliegan una gran necesidad  
de control sobre su vida, especialmente en los ámbitos laboral y académico.  
Estructura auditiva  
La manera del alumno de procesar la información más importante y la que antes y  
con mayor fuerza se activa es a través del canal auditivo, codificando la información de  
manera ordenada y secuencial. Estos alumnos se sienten más cómodos con  
explicaciones orales, en tertulias o debates donde las verbalizaciones de los  
involucrados priman sobre las imágenes. Activan la sonoridad mental como recurso  
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memorístico. Se genera un procesamiento más lento de la información que en la  
modalidad visual; en contraste, poseen una excelente capacidad de organización mental,  
repercutiendo en su organización general.  
Estructura kinestésica  
Los alumnos que procesan principalmente de forma kinestésica resaltan sensaciones  
y esquemas de movimiento, que producen un profundo aprendizaje con un gran calado  
en la memoria a largo plazo, aunque también supone un mayor tiempo de asimilación al  
ser el sistema de procesamiento más lento de los tres. Es una forma de aprendizaje muy  
particular que no se contrapone con el nivel de inteligencia, ya que se aprende de los  
actos y se involucra el cuerpo a través del movimiento como un requisito importante para  
estar cómodos en situaciones de aprendizaje. La sensorialidad del estudiante es amplia  
y comprometida con su conducta, buscando constantemente el contacto directo con los  
demás.  
Como organismos que aprendemos, las personas suelen dar prioridad a una de las  
modalidades defendidas por este modelo, dejando de lado las otras dos, pero sin llegar  
a anularlas. Se mantiene la premisa que mente y cuerpo son las dos caras de la misma  
moneda, influenciándose mutua y constantemente en los aprendizajes.  
2.7.4. Modelo de Kolb  
Este modelo toma como punto de partida el mismo principio fundamental que los  
demás, el procesamiento de la información. Postula que el conocimiento comienza de  
forma experiencial directa, generando en el alumno un interés por aprender que se  
vuelve activo en su proceso de aprendizaje, a partir de un despliegue experiencial  
abstracto o indirecto, en cuyo caso prefiere procesar la información de forma teórica.  
Tanto desde el punto de vista abstracto como desde la perspectiva experiencial  
directa, la información debe modificarse como pensamiento, teniendo como resultado un  
alumno reflexivo, o bien a partir de un componente activo, generando la idea de un  
estudiante pragmático.  
Kold (1984) añade cuatro fases necesarias para optimizar el aprendizaje, de entre las  
cuales cada alumno suele instalarse en una o dos como máximo. De la combinación de  
parámetros surgen cuatro tipologías de discentes en función de la fase preestablecida:  
activos, reflexivos, teóricos y pragmáticos. El autor afirma que esta fase electa  
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condiciona y dirige la facilidad de asimilación, siendo mejor o peor en función de la forma  
o fase predilecta desde la que el estudiante aborda sus aprendizajes, así como de la  
presentación de la información. Considerando que optimizar un aprendizaje necesita de  
todas las fases, sería necesario tenerlas en cuenta para gestionar la enseñanza de la  
forma más adecuada posible.  
Siguiendo a Kolb (1984):  
Alumnos activos  
Mejoran en sus aprendizajes ante retos y desafíos, especialmente si para  
conseguirlos necesitan poco tiempo y obtienen un beneficio con inmediatez. Se manejan  
muy bien en situaciones de crisis. Si se les pide un papel pasivo en su aprendizaje se  
desmotivan y muestran desinterés, aportando menos al trabajo en equipo y asimilando  
peor los aprendizajes. Esto empeora aún más si se ven obligados a trabajar de forma  
individual o se les obliga a trabajar e interpretar mucha cantidad de información.  
Alumnos reflexivos  
Analizan detalladamente sus aprendizajes desde múltiples puntos de vista buscando  
el porqué de las cosas. De esta manera su capacidad de aprendizaje se potencia  
enormemente. Cuando estas condiciones no pueden cumplirse o se cumplen  
parcialmente, su potencialidad disminuye consecuentemente.  
Alumnos teóricos  
Buscan, preguntan e investigan acerca de temas de interés. Exploran retos teóricos  
clásicamente académicos, aunque muestran una buena dosis de creatividad  
organizativa. Se encuentran muy incómodos frente a ambigüedades, en circunstancias  
de alta emoción y cuando la teoría no satisface sus expectativas o refleja alta  
incertidumbre.  
Alumnos pragmáticos  
Este tipo de alumno busca integrar lo teórico y lo práctico, buscando siempre la  
utilidad de lo que aprenden. Están incómodos en situaciones donde lo aprendido no  
puede reflejarse en la práctica, donde no se satisfacen sus necesidades y cuando lo real  
no se conecta con lo aprendido.  
2.7.5. Modelo de los hemisferios cerebrales diferenciales  
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El cerebro cuenta con dos hemisferios que tienden a procesar la información de  
forma diferencial. Esto no quiere decir que un tipo de procesamiento concreto sea  
exclusivo de un solo hemisferio. No obstante, así se ve desde este modelo de estilos de  
aprendizaje. Veamos hasta qué punto es, a grandes rasgos, utilizable en el aula (Nivela-  
Cornejo, Echeverría-Desiderio y Otero-Agreda, 2020).  
Principales características asignadas al hemisferio derecho  
El hemisferio derecho mantiene un procesamiento holístico, global, gestáltico,  
representando la totalidad de las cosas a partir de la impresión total de los sentidos y a  
sus posibles combinaciones a nivel neurológico. En él se activan redes neuronales de  
interpretación y razonamiento espacial, redes creativas e imaginativas con tendencias  
no verbales, dando prioridad a la construcción total de los estímulos; de forma intuitiva  
extrae información útil para la comprensión de la globalidad de la situación, visualizando  
e interpretando imágenes asociadas con el arte, la creación y la originalidad; dado a la  
reflexión intuitiva y tendente a la innovación, a una apertura intuitiva y divergente  
orientada a la novedad. Asimismo el origen del arte es supuesto en este hemisferio. Es  
necesario recordar que ninguno de los dos hemisferios es suficiente por sí mismo,  
necesita coordinarse con el otro para poder realizar las funciones que se le atribuyen.  
Principales características asignadas al hemisferio izquierdo  
Este hemisferio se orienta hacia la seriaciones secuenciales y temporales, un  
estímulo, después otro, etc. Directamente vinculado con la expresividad lingüística al  
localizarse en él las áreas del lenguaje. Desarrolla una gran capacidad analítica y  
habilidades verbales, íntimamente relacionadas con los razonamientos numérico y  
lógico. Estas zonas del cerebro utilizan rutas secuenciales para mover la información.  
2.7.6. Los estilos de aprendizaje y el aula  
Los mecanismos de funcionamiento cerebral sugieren una avanzada idea compuesta  
de dos orientaciones de aprendizaje y pensamiento; del mismo modo, ofrece dos formas  
de ver la enseñanza. De ordinario en todo centro y aula, existirán ambas modalidades  
funcionales relacionadas con el procesamiento diferencial mono-hemisférico, aunque el  
cerebro siga trabajando como un todo sincrónico. La direccionalidad mono-hemisférica  
es en parte elegida por el alumno, marcando su comportamiento y asimilación de  
contenidos. Un alumno hemisféricamente zurdo entenderá sin dificultad un determinado  
grupo normativo gramatical, es decir, abstracción de pensamiento; y un alumno  
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hemisféricamente diestro concretará y matizará los mejores ejemplos al respecto, no  
encontrándose en ese momento en condiciones de comprender tal conjunto de normas  
de forma clásica (Hatami, 2012).  
Es importante aunar los sistemas de representación con la perspectiva de  
pensamiento, tomando en cuenta los estilos de aprendizaje y la diferenciación  
hemisférica. Los alumnos visuales y holísticos desarrollarán el mismo grupo conceptual  
ofrecido también a un grupo de alumnos orientados a la lógica, pero de forma totalmente  
distinta. Esta es la principal razón de desarrollar una didáctica que unifique ambos  
campos de procesamiento cerebral, activando ambos hemisferios y coordinando las dos  
formas de pensamiento.  
Como orientación a los docentes sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje, Hatami  
(
2012) propone:  
Para comenzar, resulta interesante una explicación breve sobre lo que se va a  
realizar en clase y su posible relación con otros fragmentos del temario, incluso de otros  
conocimientos ya adquiridos.  
Desarrollar contenidos de forma simbólica y abstracta desde o hacia ejemplos de  
amplia concreción.  
Utilizar de forma combinada un lenguaje que pueda abarcar ambas perspectivas,  
alternado actividades orientadas a uno y otro modo de procesar la información.  
Si existe una pronunciada tendencia de uso de uno de los dos hemisferios,  
equilibrar la actividad del alumno.  
Partir de la base de que en nuestro entorno social y laboral se valora más el  
procesamiento lógico.  
Conclusiones  
-
Respecto a los objetivos específicos  
El objetivo específico uno queda expresado en todo el texto, y en él se resalta la  
importancia de personalizar la enseñanza. La aportación de las neurociencias vuelca un  
saber de apoyo en el discurrir cotidiano en las aulas, respecto a la tan beneficiosa  
personalización circunstancial de la intervención docente en las aulas, cuestión que se  
materializa en lo funcional a partir de la puesta en juego de los estilos de aprendizaje.  
Personalizar es lo más apoyado neurocientíficamente, destacándose la parte más  
implícita para el profesorado.  
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En relación al objetivo específico dos, los avances en regeneración, desarrollo y  
crecimiento del sistema nervioso y su influencia directa en los alumnos que están en  
permanente cambio, se asumen con la idea de que las estructuras cerebrales pueden  
desarrollarse con el aprendizaje y paralelamente a este, y que supone para el profesor  
un importante apoyo en su intervención en las aulas, tanto durante las clases, como en  
la preparación y la programación docente.  
Desde la visión del objetivo específico tres, la existencia de diferentes formas de  
aprender por parte de los discentes pone en juego los conceptos diferenciales que  
indican variados modos de procesar la información cuando se aprende, a través de  
modalidades o estilos de aprendizaje que muestran una vía regia para personalizar la  
enseñanza.  
-
Respecto del objetivo general  
Como se puede apreciar, los objetivos específicos dan cuenta de la enorme  
importancia del saber de las neurociencias en la práctica docente, plasmándose en una  
realidad claramente definida. Los cambios neuroquímicos que producen aprendizaje y  
fijan el conocimiento en las estructuras cerebrales, se benefician y potencian si se  
consideran las diferentes formas de activación de redes neuronales que están detrás de  
los estilos de aprendizaje, matizándose en función de la personalización docente.  
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