Revista Latinoamericana de Difusión Científica  
Volumen 3  Número 5  
ISSN 2711-0494  
Revista Latinoamericana de Difusión Científica  
Volumen 3 - Número 5  
Julio Diciembre 2021  
Bogotá  Colombia  
Revista Latinoamericana de Difusión Científica  
Volumen 3 – Número 5 - ISSN 2711-0494  
Moisés Flores // El Absurdo y la Rebelión Metafísica en Albert Camus, 36-47  
El absurdo y la rebelión metafísica en Albert Camus  
Moisés Flores*  
RESUMEN  
El pensamiento de Albert Camus (1913-1960) se caracterizó por reivindicar la libertad y la  
rebelión del individuo. Tomando en cuenta estos dos principios, a continuación se analiza el  
absurdo y la rebelión metafísica en dos obras centrales de Camus: El Mito de Sísifo (1942)  
y El Hombre Rebelde (1951). El absurdo forma parte de la condición humana. La rebelión  
metafísica busca la superación del absurdo, en cuanto obstáculo de la libertad; también  
aboga por hacer conciencia en el hombre de defender su libertad ante cualquier estructura,  
Institución o Estado que pretenda limitarla.  
PALABRAS CLAVE: Filosofía; filósofo; metafísica; corriente filosófica; Albert Camus.  
*Escuela de Filosofía de la Universidad del Zulia, Maracaibo-Venezuela. E-  
Recibido: 19/03/2021  
Aceptado: 06/05/2021  
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Moisés Flores // El Absurdo y la Rebelión Metafísica en Albert Camus, 36-47  
The absurd and the metaphysical rebellion in Albert Camus  
ABSTRACT  
The thought of Albert Camus (1913-1960) was characterized by claiming the freedom and  
rebellion of the individual. Taking into account these two principles, the absurdity and  
metaphysical rebellion are analyzed below in two central works by Camus: El Mito de Sísifo  
(
1942) and El Hombre Rebelde (1951). The absurd is part of the human condition.  
Metaphysical rebellion seeks to overcome the absurd, as an obstacle to freedom; It also  
advocates making man aware of defending his freedom before any structure, institution or  
state that seeks to limit it.  
KEYWORDS: Philosophy; Philosophers; Metaphysics; Philosophical schools; Albert Camus.  
Introducción  
La obra de Camus se centra en el hombre como eje de reflexión; en torno a él  
desarrolla toda una filosofía que se centra exclusivamente en la experiencia humana; el  
deseo de una razón absoluta y el choque de la irracionabilidad del mundo generan un  
conflicto que desborda el espíritu del hombre en su afán de buscar respuestas en el cosmos,  
la religión o la ciencia.  
Esta angustia es tratada por Camus, quien genera una conclusión paradójica en  
cuanto a su filosofía del absurdo: el absurdo es un concepto para definir aquello que carece  
de razón o es irrazonable. Este término se encuentra presente en el hombre y lo arropa  
definiéndose como el abismo que hay entre el grito del hombre que busca una respuesta y  
la muda indiferencia del mundo. El absurdo siempre está presente en el hombre y solo es  
superado cuando el hombre le da la espalda y lo supera tomando conciencia de él.  
Según Camus, los hombres buscan un soporte existencial cuando descubren que  
son débiles los valores y las normas sociales con que orientan sus actos. Esta reflexión  
sobre el sentido de la existencia se detiene cuando el hombre descubre el absurdo de sus  
costumbres cotidianas, la inutilidad del sufrimiento y las preocupaciones, en síntesis, el  
sinsentido de la vida.  
La paradoja del absurdo surge porque este es parte del hombre y muere con él. El  
hombre llega a tomar conciencia de él no de forma directa, sino por sus efectos; Camus no  
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trata de definir el absurdo, sino que procura describir los sentimientos que pueden conllevar  
a lo absurdo, nombra ciertos pensamientos filosóficos que describen e intentan lidiar con el  
sentimiento del absurdo: pensamientos de Heidegger, Jaspers, Chestov, Kierkegaard, y  
Husserl. Todos estos filósofos, a su juicio, cometen un “suicidio filosófico” al llegar a  
conclusiones que contradicen la posición original del absurdo, ya sea abandonando la razón  
y refugiándose en lo divino (como es el caso de Kierkegaard y Chestov); o elevando la razón  
hasta el punto de ser una fe, construyendo una idea de Dios abstracto (como es el caso de  
Husserl).  
Aceptar el absurdo implica aceptar todo lo que el mundo irrazonable tiene para  
ofrecer. Sin un significado de la vida, no hay escala de valores. Ante este aspecto Camus  
descarta los juicios de valor y se enfoca en los juicios de hecho. La falta de una escala de  
valores trae una consecuencia polémica: todo está permitido; esta premisa generó debate  
y acusó a los existencialistas de amoralistas. A partir del absurdo hay un vacío que diluye la  
terminología del bien y del mal. Consciente de esta polémica, Camus acota, que sí bien todo  
está permitido, no todo nos es convenid: la honradez no necesita reglas, y el hombre por sí  
sólo sabe cómo corresponder a sus semejantes.  
A continuación se analiza el absurdo y la rebelión metafísica en dos obras centrales  
de Camus: El Mito de Sísifo (1942) y El Hombre Rebelde (1951).  
1.  
El Mito de Sísifo y lo absurdo  
En El Mito de Sísifo (1942), Camus parece ir más allá del existencialismo, lo supera  
en términos más prácticos, en torno a la experiencia inmediata, a la cotidianidad que nos  
enfrenta a lo absurdo.  
Resume los muros absurdos de la siguiente manera: “cualquier hombre, a la vuelta  
de cualquier esquina, puede experimentar la sensación del absurdo, porque todo es  
absurdo” (Camus, 1995: 25).Como tal, el absurdo es inasible, quizás esa sea su naturaleza,  
pero está presente en el hombre y va con él a donde vaya, lo único que puede hacerse es  
aprender a vivir en él, reconocerlo, rebelarse.  
En El Mito De Sísifo (1942), se enumeran las paradojas que se contradicen en lo  
absurdo: lo natural y lo extraordinario, el individuo y lo universal, lo trágico y lo cotidiano, lo  
absurdo y lo lógico; vuelven a encontrarse en toda su obra y le dan a su vez su resonancia  
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y su significación. Hay que enumerar estas paradojas y reforzar estas contradicciones para  
comprender la obra absurda, y es que el universo no fue hecho para cobijar al hombre,  
tampoco es del todo hostil a él: sencillamente es indiferente. Reconocida una vez la  
existencia del sin sentido, solo queda refugiarse en el hombre.  
Otro elemento que resulta paradójico es que a pesar de la destrucción que el autor  
hace en su ensayo de las creencias religiosas, de la fe y la moral, creándose una  
connotación del absurdo como una filosofía oscura y pesimista, Camus transmite un  
sentimiento de optimismo que roza con el vitalismo; podríamos decir que es un sentimiento  
de esperanza abrumadora que se centra en el hombre mismo.  
El vitalismo es el elemento conector que une al espíritu humano con la rebelión  
consiente; el hombre deja de buscar un sentido a su existencia fuera de él, y se centra en  
darle el sentido que él quiera darle. Consiente de su vida y libertad limitada por la muerte,  
el hombre debe apegarse a su vida como acto de rebelión, ya que su mera existencia, el  
hecho de preferir seguir viviendo sabiendo el absurdo, es un acto de rebelión metafísica.  
Esta decisión es aceptar el desafío y lleva al hombre a tomar las riendas de su vida.  
En la obra de Camus existe una argumentación sólida, en sus obras las mismas  
ideas son exploradas de distinta manera. Por lo que sus reflexiones e ideas se plasman en  
su producción literaria, teatral y filosófica, toda su obra debe considerarse como un todo ya  
que desarrolla no solo su visión del mundo, sino la interpretación filosófica que el autor tiene  
del mismo.  
El absurdo es desarrollado por Camus desde tres perspectivas: la literaria, con El  
Extranjero (1942); el teatro, con la obra Calígula (1944); y la filosofía, con su ensayo El Mito  
De Sísifo (1942), este último ensayo presenta la construcción de la filosofía del absurdo,  
con un lenguaje claro y preciso sobre la noción del absurdo y las formas o ejemplos por los  
cuales podemos llegar a estar conscientes de él.  
En todas estas obras se observa una visión pesimista y oscura de la realidad que  
nos es innegable. Ese es el punto de partida en el cual explica la ruptura del deseo de  
eternidad del hombre al chocar con una realidad que niega todas sus aspiraciones de una  
vida inmortal; parece que la indiferencia del mundo hacia el hombre le es algo difícil de  
aceptar y hasta cierto punto lo más doloroso que afrontar, puesto que le es una de las  
principales causas de angustia existencial.  
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El Mito de Sísifo cumple con uno de los objetivos del autor de crear un sentido de  
rechazo a toda creencia nueva o antigua que fungen como un escape de nuestra realidad,  
que no se adecúa a nuestros sueños de eternidad. Como propuesta, Camus pide que el  
hombre busque el sentido de su existencia desde sí mismo, ese despertar de conciencia  
que nos lleva a la rebelión solo puede darse desde el plano individual, entre más individuos  
lleguen a ella mayor será el alcance de esta.  
En cuanto a la rebelión, Camus pretendía darle un significado propio, darle un  
valor; según Goldaracena (1982: 131), “el valor que descubre Camus y quiere proponer  
como posible fundamento a la vida, es la vida misma entendida como rebeldía, como  
inconformismo, como un decir no”. Este no es un no positivo, es constructivo, permite al  
hombre revalorizar la existencia y lo invita a luchar contra el absurdo.  
La rebeldía es el nuevo valor que el autor nos presenta. Este concepto es tratado  
también desde otros enfoques, como por ejemplo: el literario, en la obra La Peste (1947); el  
teatro, en El Estado de Sitio (1948); y desde la filosofía en el ensayo, El Hombre Rebelde  
(
1951). Para precisar este término y darle un valor conceptual al mismo, Camus hace una  
descripción crítica de las diversas formas de rebelión en todos sus ámbitos, que se han  
dado en la cultura occidental, y han marcado un hito en la relación entre los individuos y el  
estado, las libertades individuales, las teorías revolucionarias, los movimientos sociales y el  
arte.  
El análisis crítico del marxismo, desató polémica en su época; muchos intelectuales  
y filósofos enmarcados en el movimiento existencialista criticaron severamente las posturas  
adoptadas por Camus, al criticar severamente al marxismo como una doctrina dogmática;  
explica que la revolución Rusa emprende una transformación de la realidad a través de la  
fuerza, por medio de una organización (Partido Comunista de la Unión Soviética), donde se  
erige como único interprete de los intereses de la nación y de los ciudadanos, castigando  
severamente toda crítica o disidencia, incluso con el asesinato de aquellos que piensan  
distinto a los intereses del partido.  
A través de la rebelión, Camus reafirma la superioridad del individuo ejerciendo su  
poder a través de asociaciones libres y voluntarias; por medio de estas asociaciones, el  
autor hace un alegato a favor del anarquismo y explica su superioridad sobre  
el marxismo como forma de rebelión. La filosofía de Camus gira en torno a dos términos  
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clave: el absurdo y la rebelión; en el primero se ubica al hombre en un mundo donde se le  
es visto con indiferencia, se produce un divorcio entre los intereses del alma humana y un  
mundo que le es irracional, donde el ser humano busca respuestas o verdades  
fundamentales, en el cosmos, la razón o lo divino.  
En este punto se hace evidente las similitudes que tiene el sentimiento de lo absurdo  
con el Nihilismo, ambos comparten la ausencia de un Dios o un elemento con una naturaleza  
divina que regule y controle el mundo, algo que le de consuelo al hombre en su angustia.  
En el absurdo existe un vacío moral absoluto, por lo que podría interpretarse que todo está  
permitido; en el Nihilismo existe una debilidad de lo que es moral y amoral, solo existe la  
moral que nos construimos a nosotros mismos, según Nietzsche la moral de los amos.  
Ante un mundo indiferente a toda acción humana, se evidencia la ausencia de todo  
valor, el todo está permitido es la mayor influencia del Nihilismo en la filosofía del absurdo.  
Esta negación de valores éticos universales no implica que el absurdo o el existencialismo  
sean una filosofía con un relativismo moral; por el contrario, Camus apela por el humanismo  
de la "ética de la acción" (los métodos compatibles con los objetivos), o visto de otro  
modo, la ética reside en los medios y no en los fines, es decir, que un objetivo no debe ser  
obtenido por medios ilegítimos o inmorales.  
La rebelión irrumpe para darle la espalda a lo absurdo, rechazarlo y que esta a su  
vez sea una protesta, un grito de inconformidad del hombre hacia la realidad. Esta rebeldía  
es un sentimiento que surge en contra de todo, incluso en contra de la creación entera, esta  
es inherente a la conciencia, se hace parte de la conciencia al momento en que percibir las  
diferencias entre las expectativas de nuestra alma y la realidad del mundo que nos rodea,  
la rebeldía de Camus es un “juicio de valor subjetivo” (Goldaracena, 1982: 133) que libera  
al hombre de todo conformismo religioso y de cualquier cosmovisión.  
Esto deja al hombre desamparado, pero también libre para luchar, para derribar  
ídolos e instituciones que lo reprimen; el hombre es libre para construir su propio mundo,  
crear sus propias normas y ser su propio amo, ¿Qué resulta del despeje de esta ecuación  
metafórica, hecha entre la confrontación del hombre y el mundo?: lo único que queda, lo  
único que resulta, solo la vida, el hombre, nosotros. El hombre queda entonces como un  
concepto universal que está por encima de los principios de fe, es decir, el hombre casi de  
forma instintiva tiene una disposición favorable hacia los demás individuos de su misma  
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especie. Puesto que, si el mundo y el universo nos es indiferente, tenemos al otro que  
comparte nuestra angustia, y ciertamente nuestras expectativas; pasa de lo individual a lo  
colectivo con el principio de solidaridad. Con este principio, Camus se esfuerza por superar  
el nihilismo, dándole a la rebeldía el sentido de lucha para mejorar la condición humana.  
En El Hombre Rebelde (1951), Camus construye una ética individualista altruista o  
solidaria, ambos términos son contradictorios, pero el autor nos explica el carácter solitario  
del hombre, el hecho de estar solos, para sufrir los males propios y también para vivir la vida  
propia. Descubrimos que estamos encerrados en nosotros mismos. Es una verdad  
existencial, por lo menos en el caso de la enfermedad o el sufrimiento. En la visión filosófica  
de Camus, el individualismo se nutre cuando los hombres trabajan en conjunto por  
empresas que son en su beneficio y lo superan, la máxima de esta ética es sencilla: “ayudar  
a aquel que lo necesite.”  
En El Mito de Sísifo (1942), Camus desarrolla lo absurdo desde lo vivencial,  
fundamenta su filosofía, la cual se complementa con lo expuesto en El Hombre Rebelde,  
donde el absurdo es superado por el concepto de rebelión metafísica.  
2.  
La rebelión metafísica  
Camus (1978) define la rebelión metafísica como “el movimiento por el cual un  
hombre se alza contra su situación y la creación entera. Es metafísica porque discute los  
fines del hombre y de la creación”. El rebelde se niega a vivir una situación que le es propia  
y exige un valor; el hombre es incomprensible para el hombre, por lo tanto, este movimiento  
de rebeldía aparece como una reivindicación de claridad y unidad en la lucha contra el  
sufrimiento de vivir o morir; al rebelarse, se define a sí mismo como hombre consciente de  
su condición absurda y su voluntad de ser feliz pese a ello. El rebelde exige un valor que  
sea reconocido porque sabe que sin ese principio el desorden y el crimen reinarían por el  
mundo.  
Podríamos distinguir en El Hombre Rebelde (1951) la postura de rebelión en Camus;  
en él explica dos formas de rebelión de especial trascendencia histórica: el individualismo y  
el historicismo, que sería una crítica del materialismo histórico. La rebelión en sus diversas  
formas implica un juicio de valor sobre lo existente, este juicio solo puede hacerse desde mi  
yo único, desde el individualismo.  
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Camus cita directamente en su ensayo a Stirner, el cual influye en su construcción  
de individualismo; esta influencia se extiende también a lo político, en donde este autor  
desarrolla un tipo de anarquismo individualista. El rol de la conciencia individual cumple un  
papel importante en la rebelión metafísica.  
Con respecto a la metafísica podemos encontrar una referencia de ella en el  
siguiente fragmento: “si el rebelde metafísico se alza contra un poder cuya existencia afirma  
simultáneamente, no establece esa existencia sino en el instante mismo en que la discute.  
Arrastrando entonces a este ser superior a la misma aventura humillada del hombre y su  
vano poder, equivale a nuestra vana condición” (Camus, 1978: 27). Al momento de  
rebelarse, el hombre pretende hablarle a Dios de igual a igual, este pensamiento es una  
abstracción que busca enfrentar al hombre con su creador, con el amo, con aquello que  
detenta el poder limitando la libertad del hombre, desde el plano teórico; todo movimiento  
revolucionario primero ocurre en la conciencia y luego es desarrollado por las sociedades.  
Tras la revisión histórica de todos los movimientos sociales y políticos ocurridos  
desde el siglo XVIII en Occidente (Camus, 1978), se evidencia que existe una fuerte  
connotación política en el texto, un reclamo contra los gobiernos totalitarios y las amenazas  
que estos representan contra las libertades individuales y de conciencia en los ciudadanos.  
El autor hace un llamado de atención cuando los movimientos revolucionarios  
adquieren una postura dogmática de su ideología, creándose así una fe por el partido, que  
persiga y ataque a toda disidencia. Ante este ejemplo, la rebelión metafísica no solo busca  
la superación del absurdo, también aboga por hacer conciencia en el hombre de defender  
su libertad ante cualquier Institución o Estado que pretenda limitarla. Luego de la rebelión,  
Camus resume la actitud que el hombre debe seguir con la siguiente frase: “Una vez  
derribado el trono de Dios, el rebelde reconocerá que esa justicia, ese orden, esa unidad  
que buscaba, tiene que crearlos con sus propias manos” (Camus, 1978: 29).  
Desde la filosofía Camusiana, la metafísica tiene una presencia limitada, pero no es  
negada por el autor, cumple ciertas funciones, entre las que podemos destacar: la libertad  
de acción, la rebelión o la conciencia del absurdo, porque el autor desarrolla su obra en  
base a lo vivencial, a lo cotidiano, siendo su filosofía la praxis del día a día.  
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3.  
La metafísica del absurdo  
El absurdo como concepto es abstracto. Sin embargo, resulta tangible en la vivencia  
diaria, podemos sentirlo al preguntarnos por el sentido de las cosas, de nuestra vida y de  
las actividades y tareas que hacemos, somos incapaces de verlo, de pensar en algo  
concreto cuando hablamos de él, pero sin embargo está presente en todo lugar, en cualquier  
esquina, es parte del hombre y solo existe con él.  
Goldaracena nos ayuda a despejar y comprender la interpretación de este término;  
para él Camus y su pensamiento es el resultado de una evolución intelectual; El Mito De  
Sísifo (1942), en un primer momento quiso destruir los ídolos y falsas creencias que tenía  
Occidente, desmontar la ilusión de la inefabilidad de la ciencia y la razón, este pensamiento  
inspirado por el Nihilismo, luego sería la filosofía del absurdo. Goldaracena (1982: 129) nos  
explica que “esta doctrina, actitud o corriente de pensamiento, que Camus llama el absurdo,  
traslada la nada de lo ontológico a lo vivencial.”  
Si nos referimos a las definiciones, y a la naturaleza de los términos, el absurdo es  
un término de naturaleza metafísica, al igual que el poder; el poder no como concepto sino  
como poder a secas, no puede verse ni ser tangible pero está presente, en nuestras  
acciones y decisiones, en la autoridad que un padre ejerce sobre su hijo o en las acciones  
que toma el gobierno sobre el destino del país.  
Ahora bien, hay que reconocer que si bien Camus en El Hombre Rebelde (1951)  
intenta hacer una metafísica del absurdo, esta carece de la estructura sistematizada de una  
metafísica como tal, propio de una filosofía más esquematizada o estructurada como podría  
ser el idealismo o el estructuralismo. Pero dada la naturaleza practica y concreta de la  
filosofía de Camus, sus reflexiones no requirieron un sistema filosófico abstracto, enfocado  
en el pensamiento. Camus, cuando se refiere a un concepto dado, como por ejemplo la  
justicia, nos lo explica desde su punto de vista (ni como un principio, ni como un término  
abstracto), habla de la justicia desde el punto de vista de la persona, desde su subjetividad;  
explica que cuando hablamos de justica hablamos de una pasión, que es a la vez una pasión  
de la inteligencia y una pasión del corazón.  
A lo expuesto anteriormente queda responder la siguiente interrogante, ¿existe una  
metafísica del absurdo? La respuesta a esto es ambigua, porque el mismo término absurdo  
es de naturaleza metafísica; ahora bien, Camus no desarrolla un sistema filosófico en el  
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cual se sustente una metafísica del absurdo como tal, solo se enfoca en hechos concretos.  
Pero si nuestras reflexiones y consideraciones se hallan dentro de la filosofía de Camus y  
su obra englobada en su conjunto, destacamos que se evidencia una metafísica del absurdo  
en la construcción teórica hecha por el autor en El Hombre Rebelde.  
Evidentemente, esta es una cuestión paradójica: si se analiza la filosofía del absurdo  
desde el enfoque del idealismo o la filosofía analítica, esta carecerá de una metafísica como  
tal, porque no tienen los elementos ni el sistema metodológico necesario como para que  
estas escuelas filosóficas lo cataloguen como una metafísica; mientras que según el  
existencialismo o la filosofía antropológica, Camus desarrolla una metafísica elemental con  
respecto a varios temas clave en su obra como el absurdo, la libertad y la rebelión.  
4.  
La trascendentalidad de la existencia en Camus  
De acuerdo con Camus, el arte nos ofrece una última perspectiva con respecto al  
contenido de la rebelión y la trascendencia. A través de El Hombre Rebelde, ve reflejado  
ese deseo profundo del hombre de corregir el mundo a su medida:  
"
La novela fabrica el destino a la medida. Así hace competencia a la creación y  
triunfa, provisionalmente, de la muerte. Un análisis detallado de las novelas más  
célebres mostraría (...) que la esencia de la novela está en esa corrección  
perpetua (...) que efectúa el artista sobre su experiencia. Lejos de ser moral o  
puramente formal, esta corrección aspira, ante todo, a la unidad y revela con ello  
una necesidad metafísica. La novela, en este caso, es ante todo un ejercicio de  
la inteligencia al servicio de una sensibilidad nostálgica o rebelde." (Camus, 1978:  
2
45-246).  
Este párrafo nos revela la necesidad de una metafísica, el hombre en lugar de  
buscar consuelo en la esperanza de otro mundo o la vida eterna, debe rebelarse contra  
nuestra condena; ser conscientes del absurdo nos regocija viviendo en él, hallamos que el  
hombre expresa su condición humana en su capacidad creadora, refugiándose en el arte,  
siendo la capacidad de crear lo más importante, el acto de crear en sí como forma de  
expresarse ante los demás y a su vez en símbolo de su humanidad.  
En nuestra capacidad creadora se observa un cierto sentido de trascendentalidad:  
el arte, la filosofía, la ciencia, son un reflejo de la capacidad de creación que tiene el hombre  
y el alcance que tiene este para cambiar su medio y adaptarlo a su beneficio; con los  
grandes alcances tecnológicos y científicos el hombre parece infalible pero aun es superado  
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Revista Latinoamericana de Difusión Científica  
Volumen 3 – Número 5 - ISSN 2711-0494  
Moisés Flores // El Absurdo y la Rebelión Metafísica en Albert Camus, 36-47  
por la muerte y el absurdo.  
Sin embargo, en nuestra capacidad creadora hay algo que nos hace trascender más  
allá de lo físico; esto es permanecer en la memoria del colectivo humano, a través del arte  
en cualquiera de sus manifestaciones: literatura, pintura, danza, teatro, música, escultura y  
a su vez en los modernos elementos artísticos como el cine, o la ciencia (siempre y cuando  
su aporte sea positivo y significativo en beneficio del hombre).  
Por ello, nuestra capacidad creadora es un reflejo de nosotros mismos, del creador  
que plasma en su obra o invención parte de su experiencia y vivencia. En un enfoque más  
general, nos permite explicar que es posible transcender a través de la creación del hombre.  
Camus (1978: 64) termina afirmando: «El arte y la rebelión no morirán sino con el último  
hombre». Ante tal afirmación, mientras exista el género humano sobre la tierra, siempre será  
posible trascender a través del arte.  
Conclusiones  
El absurdo es un término que tiene una naturaleza metafísica. Por lo tanto, implica  
un problema metafísico que Camus resuelve conforme evoluciona su obra, desde el plano  
más inmediato del ser, su existencia. Esto también tiene implicaciones en lo social y lo  
psicológico, que el autor desarrolla y explica ampliamente en los textos El Mito de Sísifo  
(
1942) y El Hombre Rebelde (1951). Su construcción de la realidad parte de la vivencia  
inmediata, por lo que su filosofía trata de resolver estos problemas, a partir de una revisión  
profunda de la relación hombre-mundo, y todas las implicaciones de esta desde la  
subjetividad humana.  
Camus es fiel a lo concreto y su filosofía no habla para sí mismo como es el caso de  
Hegel o Marx, habla para que se le escuche. Camus es pragmático, trata temas y realidades  
concretas: ve el absurdo, la desesperanza, la soledad y la injusticia, no como conceptos,  
sino como realidades encarnadas en el hecho, en lo cotidiano. Al respecto, la rebelión  
metafísica no solo busca la superación del absurdo, también aboga por hacer conciencia en  
el hombre de defender su libertad ante cualquier estructura, Institución o Estado que  
pretenda limitarla.  
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Revista Latinoamericana de Difusión Científica  
Volumen 3 – Número 5 - ISSN 2711-0494  
Moisés Flores // El Absurdo y la Rebelión Metafísica en Albert Camus, 36-47  
Referencias  
Camus, Albert (1979). El Extranjero. Alianza Editorial S.A. Madrid, España.  
Camus, Albert (1978). El Hombre Rebelde, traducción de Luis Echevarrì, Editorial Losada  
S.A., Buenos Aires, Argentina.  
Camus, Albert (1995). El Mito de Sísifo, Alianza Editorial S.A. Madrid, España.  
Camus, Albert (1984). La Peste, editorial Seix Barral S.A. Bogotá, Colombia.  
Camus, Albert (1978). Moral y Política, Editorial Losada S.A. Traducción de Rafael Aragó,  
Buenos Aires, Argentina.  
Camus, Albert (1959). Obras Completas, Tomo I narraciones y teatro, traducción de Federico  
Carlos Sainz de Robles, Editorial Aguilar, México D.F. México.  
Goldaracena del Valle, Celso (1982). Notas sobre "El hombre rebelde" de Albert Camus,  
Ágora: Papeles de Filosofía, Vol. 2, Nº 1, pág. 129-139. Universidad de Santiago de  
Compostela, España.  
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