Revista Latinoamericana de Difusión Científica
Volumen 3 – Número 4 - ISSN 2711-0494
Édixon Ochoa et.al.// Ser o no ser sexólogo: de la segregación a la reivindicación… 9-25
3. El quid de la subvaloración endosexológica
Las raíces de la conducta de infravaloración, anteriormente expuesta, de un grupo de
médicos hacia otros profesionales con quienes comparte la especialización en Sexología,
puede tener sus raíces en un factor que, reforzado por algunos padres, familiares, amigos
y docentes, lamentablemente subsiste en el tiempo y sociedad actuales, así como en grupos
de estudiantes de bachillerato y universitarios en vías de egreso. Nos referimos al excesivo
prestigio social que se les ha atribuido a ciertas carreras universitarias, entre estas la
Medicina, desestimando la importancia de otras profesiones igualmente vitales para el
desarrollo de cualquier sociedad.
Al respecto, las teorías del desarrollo vocacional se han dedicado a estudiar, en el
transcurrir del tiempo, el efecto de diversos factores que constituyen motivaciones
poderosas al momento de escoger y desarrollar un patrón de conducta vocacional. Éstos
son: el sexo y sus expresiones fenotípicas, los valores, el prestigio social, la remuneración
y el estrato socioeconómico.
En el caso del aspirante a médico, una vez egresado como Bachiller en Ciencias,
comienza su odisea para ingresar a la universidad para cursar la anhelada carrera.
Cristalizado el ingreso, la autoestima y el ego de algunos estudiantes se inflan
poderosamente, lo cual es positivo en tanto no vulnere la operatividad propia. Todo ello se
acompaña de las exigencias y demostración de competencias técnicas propias de un futuro
galeno, algunas veces en detrimento de otras competencias personales, igualmente
fundamentales para todo profesional integral, pero que sólo pueden obtenerse en unidades
curriculares humanísticas.
Ocurre entonces que, cuando a la carrera de Medicina se le adjudica insistentemente
un prestigio social excesivo, se transforma en un peligroso atractivo para los adolescentes
que egresan como bachilleres, alimentando en éstos la idealización profesional, la
inmadurez vocacional e, incluso, la selección inadecuada de su carrera, con el consiguiente
riesgo de deserción y posterior recorrido por varias opciones de estudio. En el caso de
aquellos médicos egresados que persisten en esta exacerbada necesidad de admiración,
reconocimiento y prestigio, incluso tras culminar su especialidad, tienden a incurrir en la
precitada infravaloración de otros profesionales, médicos o no, allende compartir los perfiles
y competencias, en este caso, para el desempeño en el área sexológica.
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